Tomás Rotger y Joan Petrus, magia en sus fotografias |
No sé si concretar en nuestra sociedad
isleña o extrapolar el cometario hasta la península –ibérica por supuesto- pero
verdad que nos prestamos demasiadas veces cuando explicamos batallas del día a día
al recurrente ‘tengo un amigo que es médico, una eminencia…’, ‘…pondré el tema
en manos de mi abogado, un fiera tú, de cada dos casos, gana tres…, y no puede
faltar el de los hijos, ese que dice que… ‘el de ‘Martita’ no es que sea
maestro de matemáticas, es un catedrático con master diversos en fórmulas y
teoremas…’, solo le hace falta decir que está a dos sumas y una división de
descubrir el valor de ‘pi’.
Intentaré moverme por los parámetros de
la normalidad, es decir sin macros ni minis, simple y llanamente lo que son. Por
ejemplo, el entretenimiento que ocupa la fotografía en mi vida ha propiciado
que, entre otra mucha gente, haya entablado conversaciones en concreto con dos que
son referentes en mi libreta de apuntes y notas varias. Sabedor de que me
superan en horas de vuelo y una técnica de la cámara insultante para este
aspirante a fotógrafo, me encuentro sentado en una playa donde luce el sol del
veraniego noviembre e imaginariamente los recuerdo enfrascados por separado –en
ocasiones juntos- con objetivos que buscan, comparan y si ven algo diferente,
captan ese momento de magia que primero condimentan en la cocina del laboratorio
privado pero que como artistas que son, están obligados a la fidelidad de
compartir, aunque las medidas del rectángulo haga que los tesoros se sirven en
papel para la ocasión.
Joan Petrus (https://www.facebook.com/joan.petrus.37?fref=ts) y Tomás Rotger (https://www.facebook.com/tomasrotger?fref=pb&hc_location=friends_tab) cabalgan
sobre sus máquinas captadoras de un universo personal e intransferible pero
admirable en ambos casos. Veamos.
De Joan me quedo con su capacidad
natural de ir un paso más adelante en esto de informar lo que sucede a su
alrededor. El comunica. Su base de datos sin color, hace que los paisajes te
sacudan con brisas inesperadas, los lugares te ubiquen en aquel lugar en tiempo
real… pero sus retratos son especiales, singulares. Ninguno de ellos te dejan indiferentes
porque Joan te invita con matices en la mirada, la pose, la risa, la seriedad,
la vestimenta, las arrugas de la cara… a que nuestro subconsciente viaje a través
de ese protagonista y que escribamos su historia, su realidad, su finalidad en
esta vida. No te rías Joan, sabes que tienes magia en tu clivk.
Tomás también se desplaza al trote sobre
el mundo de la imagen, su mundo que también se doctora en matices. Creo que se
resiste a crecer y que afincado en su país de las maravillas escupe relojes
imposibles, guerreros samuray con cara, brazos y espada pero sin cuero
concreto. A veces Rotger viaja cual gaviota libre por las calas de Menorca,
toma aire en las alturas y cuando regresa, nos regla con colecciones que son personales
pero tranquilos, el que tiene arte siempre acaba compartiéndolo. Gracias Tomás,
me gusta también tu blanco y negro.
Quizás no pueda referirme a ellos como
amigos, perol si sieento empata cuando conversamos y respeto enormemente primero
su trabajo y después su valentía a desnudarse ante una sociedad como la nuestra
que se emplea a fondo en la crítica destructiva y olvida, desgraciadamente, que
cuando en el interior anidad el arte singular, más tarde o temprano acude a tu encuentro
quien habla tu mismo idioma o… a lo mejor un dialecto que evite que la cadena
termine por romperse.
En
cualquier caso amigos Joan y Tomás, enhorabuena y no dejéis de cabalgar al
trote y al galope con vuestra magía fotográfica por montera.
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