Beneta... serena, sencilla... |
El Mateu Orfila cuenta desde hace algún
tiempo con los servicios religiosas de una profesional de la fé, una mujer
singular,o al menos esa impronta deja en mi. Su aspecto físico es ambiguo, no
hay nada que le delate con quien esta ‘casada’, ni cual fue su apuesta de
futuro. Incluso te estrecha la mano, te mira sobre sus lentes entre doradas y
plateadas y amplia esa duda de su identidad con un ‘Soc na Beneta’. Podría
tratarse de una visita típica a un familiar o amistad pero un papel con una
lista y boli bic en mano, creo recordar que uniformada con bata blanca son
trazos a bote pronto de un lienzo que quiere tomar cuerpo. Luego viene la voz y
la actitud. Serena, sencilla, lo que primero te llama la atención es que sabe
escuchar y eso se agradece. Dificilmente se sentará a charlar de lo divino y de
lo profano porque Beneta esta contigo pero también parte de ella se encuentra
en la próxima necesidad, en el próximo problema…
Las
circustancias que moldean el guión de mi historial personal ubican a Beneta
como una mujer puntual, siempre con esa sonrisa tan particular como sincera. Su
rostro y mirada sufren una catarsis directamente proporcional a aquello que le
planteas y te angustia. Beneta aprovecha para ponerte una mano sueve que
desprende una calor sobre tu hombro y comprensión y respecto te encomienda a no
perder la fé. No utiliza esta jerga, pero dice que no me preocupe porque su
‘marido’ también me ama a mí.
Esta
mujer menuda ha acudido puntual a socorrerme cuando los interruptores del discernir
diario, se habían fundido y necesitaba que alguien me recordara que Él, su
`marido’, no se olvida de mi.
Gracias
Beneta
Un fuerte abrazo de tu amigo Rafa
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